Algo que he aprendido y está en proceso de ser integrado, es que el tiempo es personal y justo. Si bien tenemos una visión lineal de él, cada uno lo percibe, vive y maneja de distintas maneras.
Nunca he sido una persona metódica, organizada y que mantiene su vida planeada. Vivo más desde mi sentir y él es quien a modelado todas las acciones de mi vida. Y sin planificarlo, hoy me levanté con ganas de escribir unas letras en mi blog, ni lo había pensado en toda la semana, ni como propósito de comienzo de año; simplemente me levanté con sueño, dormí super mal anoche, tenía terror por como iba a vivir mi día: con cansancio y tener que cumplir con las responsabilidades. En lo que me dormí una hora más a ver si lograba quitar un poco del exceso de cansancio que tenía, me levanté con ganas de escribir, sin tanto que pensar, solo necesitaba soltar algunas letras.
Siento que si todos logramos reconciliarnos con nuestros tiempos, viviríamos menos desde la ansiedad y la comparación, y más desde la comprensión e inspiración porque estaríamos yendo al ritmo que nuestra alma nos pide avanzar. Y sé que no siempre podemos ir a nuestros tiempos porque tenemos que cumplir con las demandas externas, que por cierto, esto lo sentí ayer, estuve muy cansada -blackmooning/luna nueva feeling- y es como si todo se hubiese alineado para aparecer, los distintos trabajos que manejo se unieron para querer algo ese mismo día y era como si todo fuese a un ritmo al cuál yo no me podía montar y me generó un estrés muy grande. Y aunque fui contra la corriente, al final del día me regalé lo que quería: estar acostada viendo la serie con la que estoy enganchada en este momento, sin mucho que pensar y todo ese peso, empezó a carecer de significado.
Para conciliar nuestro tiempo tenemos que hacer concesiones con el tiempo que compartimos todos, que sí, hay momentos que no lo podemos controlar a nuestro antojo, siempre permitirnos un espacio del día donde le demos vida a nuestro tiempo, para así sentir que no nos estamos dejando a un lado porque eso al final genera como consecuencia cansancio extremo y desidia. La vida empieza a carecer de significado porque poco a poco nos deja de pertenecer.
Parte de sentir cuál es nuestro tiempo, es dejar de buscarnos en el afuera y empezar a observar desde el adentro. El afuera nos puede dar el “empujón”, pero nosotros somos los que tenemos nuestras propias respuestas y esto lo quiero enlazar con la Astrología. Desde hace mucho se ha tenido la percepción de que su función es solo adivinatoria y esperamos de ella respuestas que nos digan cómo debemos vivir nuestra vida.
Las preguntas qué más recibo van de esto que les diga, en pocas palabras, como tienen que vivir su vida, y ojo… esto es algo en lo que caemos todo, yo también he estado en esa posición y es que nos cuesta tanto escucharnos realmente, confiar en nosotros que ya tenemos las respuestas. Y la Astrología es una herramienta más que nos muestra el diagnostico, pero nosotros somos quienes realmente hacemos el proceso. Aquí es donde entra el libre albedrío, si bien todo está conectado, como vivimos la expresión del Arquetipo va a depender de nuestras decisiones y acciones.
Lo hermoso de la Astrología es que nos confirma como somos y nos da herramientas de cómo podemos trabajar nuestros procesos. Me pasa en consultas que cuando se leen la Carta Natal, la mayoría de las personas afirman, se ríen y reafirman que no “están locos” por sentir contradicciones. Termina siendo un alivio porque de alguna manera nos ayuda a darle forma a todo eso que se mueve en nuestro interior y que la mayoría de las veces suele ser confuso. Al conocerlo dejamos de padecer el patrón y ya tenemos un punto de partida para empezar a trabajarlo, al final la Carta Natal está para trascenderla, ese es el gran propósito de la Astrología.
Conocer es iluminar, si nosotros seguimos viviendo desde la inercia, dejándonos “padecer” por nuestros sentires, reacciones, vivencias y percepciones siempre vamos a estar repitiendo un loop temporal que no nos permite avanzar, llevándonos a vivir el mismo punto una y otra vez. Pero si buscamos vías para darle forma a todo lo que ocurre dentro de nosotros y nos abrimos a escucharnos realmente, nos volvemos co-creadores de nuestra existencia porque viviremos una vida más consciente de quiénes somos y no de lo que “debemos” ser.
Es sumergirnos en el desafío que implica enfrentarnos a nuestras sombras y creencias, es cuestionarnos y escucharnos, es perdernos y encontrarnos, es ser pacientes para poder encontrar nuestro verdadero tiempo, ese que viene de nuestra alma y nos permitirá expresar la versión más auténtica de nuestro ser.
Este 2021 se viene con mucho movimiento, vamos a sentir que el tiempo “vuela” es un año regido por Acuario y Urano, a ellos les gusta estar 10 pasos más adelante, por lo que este concepto del tiempo debe tomar más fuerza, para no sentir que no nos estamos montando en la ola y frustrarnos porque no logramos hacer match con el movimiento del mundo. Recordemos que la vida es de cada uno y nosotros somos los que tenemos el poder de decidir como vivirla.
Hasta que las letras me quieran volver a encontrar, con amor desde mi luna, @paoenlaluna
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