Todo lo que la vida nos revela, a través de experiencias, vínculos y emociones, responde a patrones. Unos que se expresan desde el lente único de nuestra Carta Natal. 

La Carta es más que un mapa: es el relato de cómo nos hemos venido relacionando con la vida. Y al ser nuestro código, es también aquello que buscamos experimentar, una y otra vez, de formas distintas. 

Cuando no somos conscientes de este código, muchas veces repetimos su energía desde lo afligido, desde el dolor y todo aquello que nos aleja de reconocer nuestra luz. Pero ahí mismo, en lo que nos duele, está también la semilla para sanarlo. 

El camino del autoconocimiento es ese: aprender a leer nuestra Carta como un puente hacia nuestras motivaciones más profundas. Y cuando eso sucede… hackeamos la matrix. Dejamos de ser víctimas de lo que nos pasa, y entendemos que todo se filtra a través del lente con el que elegimos mirar. 

No solo en nuestra Carta está todo lo que somos. Sino que los tránsitos del cielo, nos ayudan a ver la evolución y desarrollo de nuestros patrones internos. 

Y cuando aprendemos a trabajar con esto, ya nada vuelve a ser igual. Porque finalmente nos haremos responsables de nuestra propia vida y ahí se desbloquea la llave a nuestro crecimiento y expansión.