El autoconocimiento no es solo un camino mental, de hecho, me atrevería a decir que su mayor información deviene del cuerpo, porque él es el reflejo de todo lo que se mueve en nuestra interioridad. Parte de conectar con nuestros propios ciclos, viene de tener una percepción consciente de lo que nos muestra nuestro cuerpo.
Hace dos lunas llenas atrás fui a la playa, mi lugar favorito en el mundo, ese día estaba en mi Luna (mis días menstruales), me tomé unas fotos en la playa y salí tan, pero tan hinchada, que me sentí un poco mal conmigo misma, pero ahí mismo me dije “estamos en Luna Llena el cuerpo retiene más líquido, y estoy en mis días, es normal que esté así”, y pude fluir.
Anoche estaba haciendo yoga, y nuevamente me sentí mega hinchada, again estoy en mis días y se acerca la Luna Llena, pero esta vez fue distinto, me vi y entendí el ciclo en el que estoy, un ciclo que me pide mucho cuidado, mucha empatía y escucha porque la sensibilidad está a flor de piel, requiere un momento que necesito estar en mis adentros, crear ese espacio conmigo para no querer llenarlo con excusas externas.
Esta vez esa piel extra que guindaba por lo hinchada que estoy, me mostró una necesidad interna. La calma, la pausa y el fluir, estoy más pesada no solo físicamente, sino psíquicamente y esto requiere el saber percibir que tengo que soltar para que no me pese más el adentro, al igual de ser muy consciente de mi alimentación. En vez de reforzar un vacío, percibir que quiere mi cuerpo, en este caso frescura: frutas frías, agua fría, me provoca lo suave porque necesito esa suavidad.
Nuestra naturaleza es percibir el mundo desde el afuera, lo que vemos, olemos, tocamos, saboreamos y oímos. Por eso, toda necesidad interna se proyecta en algo externo, “me siento vacía, sola” acto seguido me provoca comer muchas cosas hasta quedar llena sin medir, porque es una forma de exteriorizarlo.
Pero lo mismo podemos hacer de afuera hacia adentro: “quiero suavidad”, como cosas suaves; “quiero sentirme más ligera”, como cosas más frescas; “siento caos en mi mente”, empiezo a ordenar al cuarto; “quiero sentirme tranquila”, pongo el teléfono en no molestar y me recuesto 10 minutos.
Estas actividades envían un mensaje a nuestra interioridad, y una vez que buscamos esa necesidad en el afuera, podemos abrir paso a la reflexión, a entender que esa necesidad de “suavidad”, viene de una mente que se juzga todo el día; que ese “sentirme más ligera”, viene de todas las cosas con las que estoy cargando de más en el día por no saber decir que no al otro para decirme que sí a mí; que ese “siento caos en mi mente”, viene del no fluir con los cambios por querer controlarlo todo; y ese “quiero sentirme tranquila”, viene de la atención que le doy a todos los estímulos externos que me distraen de mis cosas.
Conectar con el lenguaje corporal, percibir si nos sentimos más pesados o ligeros, rígidos o flexibles, activos o cansados; nos lleva a reconocer nuestro discurso interno, es otra forma de autoconocimiento porque nos está mostrando en carne propia lo que estamos sintiendo en nosotros.
Tal vez para las mujeres esta percepción es más sencilla porque tenemos un ciclo menstrual que nos avisa de los cambios del cuerpo, pero en general la Luna, también es una excelente guía para entender como nuestro cuerpo reacciona a su influencia en la tierra, la mayoría retenemos líquido en Luna Llena, la mayoría nos sentimos extra cansados en Luna Nueva.
Y si bien, la Luna nos muestra un efecto fisonómico, como venimos hablando en este texto, este muestra una necesidad del adentro, porque no todas las veces sentimos la Luna de la misma forma, porque depende del momento psíquico que estemos atravesando.
Saber donde esta la Luna y percibir cómo sentimos el cuerpo es una guía y una forma de verlo cuando no tenemos desarrollada esta capacidad de percepción, pero una vez que entendemos de qué va, nos vamos dando cuenta que cada etapa es justo y necesaria, porque los momentos de hinchazón y pesadez nos piden suavidad, calma y fluidez y entender esto, nos lleva a ser más empáticos con nosotros, no forzarnos a querer estar de una forma cuando es el momento de estar en otra, de ahí también sacamos magia, porque nos estamos atendiendo y eso siempre se va a sentir bien.
Así como la vida tiene sus ciclos, nosotros también tenemos los nuestros y esto los refleja nuestro cuerpo, mi invitación con este texto es que empecemos a vernos no desde el “qué nos falta” o “que podemos mejorar”, sino el aprender a escucharnos para saber lo que realmente estamos necesitando en este ciclo. Eso nos llevará a atendernos desde la coherencia, seremos nuestro propios amigos que sabe escucharnos y no ese juez que se autoflagela constantemente ansioso por resultados.
Cada parte del proceso es como tiene que ser, cada una nos muestra algo nuevo de nosotros, una nueva posibilidad para conocernos y sentir que calzamos en la vida, porque el rechazo viene cuando nosotros en primer lugar estamos rechazando nuestra propia expresión y forma de ser.
Parte de vivir una vida más suave y ligera viene de aplicarlo primero con nosotros mismos para desde ese lugar, reflejarlo en el afuera.
Con amor, desde mi Luna, PAOENLALUNA
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