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¿Podemos hacer nuestros sueños realidad?

Hoy me desperté con esta imagen en mi cabeza “toda mi vida he anhelado algo que todavía no siento en mi cuerpo”.

Y es que siempre se me ha dado la capacidad de recrear en mi mente escenarios ficticios en donde imagino la realidad que me gustaría vivenciar, porque soy de las que siempre se queda con la mirada pegada, perdiéndose un ratico en otra realidad, y abandonando la que pertenezco, y que por consecuencia, genera inconformidad en cada aspecto de mi vida porque la idealización ha tomado su lugar.

Y aunque esos escenarios se sienten bien, porque son otra forma de viajar… ¿hasta qué punto me alejan de mi propia realidad y contribuyen a esa relación de queja y descontento con el espacio que puedo estar conviviendo en el ahora?

Imaginar es otra forma de sentir hacia donde queremos llegar, la mente tiene la capacidad de hacer la película perfecta donde ese escenario es posible, y por supuesto que lo es, pero, ¿cómo lo haré posible, si no lo recreo en la realidad?

Un texto de muchas preguntas, preguntas que surgen de darme cuenta que el gran fracaso de la insatisfacción y queja en mi vida ha sido el no querer aceptar el lugar en el que estoy. Y hoy me desperté con la respuesta, “no lo sientes tuyo, porque no lo sientes en tu cuerpo”.

El cuerpo es la manifestación tangible de todo lo que somos, contiene todo lo que nos conforma: nuestra realidad, porque todo lo que tiene vida y formas, es cuerpo. Por lo que vivimos, es lo que consideramos como real, y así es como tiene que ser porque todos vinimos a materializar nuestra existencia en este mundo.

Pero lo engañoso del asunto es que el Inconsciente tiene como particularidad que todos los tiempos están combinados dentro de él: pasado, presente y futuro, son uno. Por lo que podemos presentir (anticiparnos a un futuro) y resentir (quedarnos en el pasado) estos temas que ya no son o todavía no son, reales, porque no son tangibles; y ya dejaron o no tienen, cuerpo.

Y siempre, a través de esa imaginación, he presentido una sensación que no he vivido, pero me pertenece. Y que es difícil recrearla porque no tengo un punto de referencia ya que no me he atrevido a plasmarla en mi realidad por exponer esa satisfacción en lo que un otro (ya sea pareja, trabajo, casa, viajes *inserte aquí cualquier anhelo que busque llenar un vacío*), me pueda dar porque es la única forma en la que creí, que se podía hacer realidad.

Hoy mi cuerpo me envió el mensaje de cómo se sentía realmente con esa fantasía, porque ya hemos coqueteado con ella. Cuando aparece un pedazo de ella, sin querer, la rechazo, empieza una incomodidad extraña que se manifiesta en las fibras del cuerpo, como si no estuviese preparada o desconociera ese aspecto, y también en las ideas de la mente: el bloqueo, más que externo, es interno.

Y es que fantasear es dialogar con la sombra, con esas cualidades de mí que todavía no veo en mí y que proyecto en un afuera, porque cuando esa idea está en mí, dejo de soñarla y empiezo a vivirla sin tanta explicación, porque empieza a ser y agarra cuerpo: se materializa en esta realidad.

El trabajo con la sombra es el más difícil y es el que nos lleva toda la vida, y si la integramos, solo integramos una parte de ella, porque implica luchar con las barreras del Ego (nuestra identidad y todo el constructo de creencias, “verdades” e ideas de lo que creemos que somos), y siempre ese trabajo es doloroso, porque el dolor incomoda, nos vuelve vulnerables, pero hermosamente nos lleva a la reflexión, nos pone en contacto con el espacio sutil, bajamos el nivel de exigencia, para que desde ese lugar nuevo contenido suba y podamos expandir nuestra Consciencia.

Todo esto ocurre de forma inconsciente, hemos logrado integrar cosas que antes no creíamos capaces que podríamos ser o hacer, y siempre fue después de un duelo, pérdida o momento de la vida que nos hizo cuestionar nuestra existencia, porque de eso va: cuestionar lo que creemos que somos para descubrir todas las vidas que tenemos en nosotros.

Por eso, nos solemos quedar en la fantasía porque el hacerlo cuerpo implica lidiar con la sombra, implica quebrar nuestro piso, las berreras que hemos construido. Para volar y tocar esa fantasía, necesitamos caernos primero y mirar realmente desde qué lugar nosotros, no el otro, sino nosotros, no hemos podido liberar esa expresión.

Y sincerarnos, va de ver realmente como esa fantasía ha querido penetrar en nuestra vida, pero nosotros la hemos recibido con la excusa y el rechazo, con la idea de que “todavía no es el tiempo ideal porque falta más”, y en efecto, no estamos preparados para esa fantasía, por eso aparece la barrera, pero si podemos empezar a trabajar en esas excusas, en el miedo que hay detrás de ellas, para sanarlo y transformarlo, porque por algo se nos ha revelado.

Por ejemplo, “quiero viajar y conocer mundo, pero no tengo dinero”. Llega un amigo, “vamos a la playa, yo te llevo” y la respuesta inmediata que decimos es, “tengo mucho trabajo”. Qué hay realmente detrás de ese viaje, si nos lo preguntamos: “quiero conocer mundo porque quiero sentirme libre”… ahí está la esencia: quiero sentirme libre; y la respuesta está en la excusa: tengo mucho trabajo. Hemos colocado al trabajo como el protagonista de nuestra vida, por miedo a vivir nuestros procesos y con la excusa de estar siempre ocupados, encerrándonos, inconscientemente, y precisamente la fantasía muestra la necesidad del momento.

Para hacer la fantasía realidad hay que hacer cuerpo, percibir la excusa y reflexionar que hay realmente detrás de ella. Podemos hacer los sueños realidad, por algo la imagen está presente, para ser vista, pero los sueños no son literales, su manifestación (la imagen), va a ser la referencia de lo que hemos creído que representa esa referencia (como el viaje que realmente era sentirnos libres).

Y como somos parte de un plano terrenal, los sueños se construyen y la magia es el resultado de todo ese recorrido. Para llegar a la imagen de la fantasía, tenemos que comenzar con los pasos que tenemos ahora, ver nuestra realidad y empezar a transformarla, siguiendo el camino para hacer posible los sueños que necesitamos materializar en esta realidad.

Cuando nos vemos realmente como protagonista de nuestra vidas, personajes activos que buscan su camino, dejamos a un lado la posición de víctima que nos hace pensar que la vida nos acontece, que el mundo está en nuestra contra y que no hay nada que podamos hacer para hacer nuestros sueños realidad.

Cuando evaluamos nuestras decisiones, reacciones, sentires y percepciones, entenderemos cómo hemos estado construyendo nuestra realidad, y el sueño o la fantasía, contiene la esencia de la respuesta que necesitamos para conectar realmente con nuestro camino, para empezar a recrear nuestra fantasía y hacerla tangible para que nuestra vida, empiece a tener significado, ese significado no es más que hemos tomado la decisión de sentir la vida, con todo, soltando el juicio y abriéndole paso a la transformación, para desde ahí, seguir evolucionando.

El 12 abril ocurre el beso cósmico entre Neptuno y Júpiter en Piscis, expandiendo todas las potencialidades pisciana, unas de ellas va de la conexión que tenemos con los sueños, las fantasías e idealizaciones; un día para conectar y manifestar hacia donde queremos llegar o lo que queremos para nuestra vida, pero recordando el opuesto de Piscis, Virgo: para volar, tengo que cumplirme primero en el ahora, tengo que ver en qué piso estoy para irlo subiendo uno a uno, hasta llegar a la puerta que abre la posibilidad de hacer nuestros sueños realidad.

Permítete soñar y permítete verte de verdad, uno necesita del otro para ser.


Con amor, desde mi Luna, PAOENLALUNA



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